viernes, 9 de junio de 2017

El enfermo al que los médicos no le creían y le consideraban un borracho mentiroso.

   Acabo de atender, por un traumatismo, a un paciente que me ha contado una curiosa historia que, aunque no tiene relación con mi especialidad, resulta interesante e ilustrativa, y creo que vale la pena dejar constancia de ella.
   Hace muchos años ese paciente fue al médico porque se encontraba mal. Y el médico, después de varios estudios y a la vista de los resultados de los análisis de sangre le dijo: "Usted es un bebedor habitual de alcohol, y no me engañe más diciéndome que no bebe."
   Ante su negativa y protesta, el médico llamó a un colega del despacho contiguo, le enseñó los análisis, y ese segundo médico confirmó el mismo diagnóstico: "Se está usted destrozando el hígado por el alcohol que bebe: ¡tiene que dejar la bebida!"
   El paciente y su familia se fueron muy disgustados, y el cabreo y la desesperación fueron en aumento cuando otros médicos les dijeron lo mismo.
   Pero el paciente -que realmente no bebía nada de alcohol- seguía mal.
 Si para algo sirven y se siguen haciendo
las famosas "sangrías" es para esta
enfermedad, la hemocromatosis.
   Por fin fue a otra ciudad y dio con un médico que hizo el diagnóstico correcto: hemocromatosis. Es una rara enfermedad metabólica muy poco frecuente, de esas que salen en la serie "House", por la que moléculas de hierro se acumulan en el hígado y en otros órganos... Y no tiene nada que ver con la ingesta de bebidas alcohólicas.
   Le dieron tratamiento (que incluyó varias sangrías) y mejoró. Y años después sigue controlando su enfermedad y se encuentra bien.

   En la carrera de Medicina todos aprendimos que hay un parámetro que se llama GGT (Gamma Glutamil Transpeptidasa, que es el que los primeros médicos que vieron al protagonista de esta historia encontraron muy elevado), una enzima hepática que se eleva en sangre cuando el hígado está mal: y sobre todo aumenta su concentración cuando se bebe alcohol. Recuerdo que uno de nuestros profesores de la Facultad la llamaba "la enzima de la verdad": y nos decía que si estaba elevada era seguro que el enfermo bebía mucho alcohol, aunque lo negara. De hecho la GGT se usa para monitorizar la evolución de los alcohólicos crónicos (si dejan de beber, baja la GGT).
   Sin embargo en medicina las cosas no son siempre blanco o negro, y hay bastantes excepciones poco frecuentes, y casos peculiares que a veces se consideran "inexplicables"... En vez de "inexplicables" lo correcto sería decir "inexplicados": casos en los que los médicos no consiguieron encontrar la explicación....

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