sábado, 11 de febrero de 2017

Microcirugía aplicada a la traumatología. Caso clínico: herida en muñeca con sección de nervio y arteria cubital, y del tendón cubital anterior (por cristales rotos en un gimnasio).

  Las técnicas de microcirugía suponen operar con gafas de aumento o microscopios quirúrgicos para poder arreglar estructuras milimétricas que de otra manera no se podrían operar con éxito.
  No todos los cirujanos (traumatólogos, cirujanos plásticos, y otros) están entrenados para realizar las delicadas disecciones y suturas de microcirugía.
  El último trimestre del año 1988 me pasé tres meses operando ratones con microscopio, en el Centro de investigación de la Universidad de Navarra, becado por el hospital en el que trabajaba, Povisa.
   Desde entonces he hecho muchas operaciones de suturas de nervios periféricos, arterias y venas, y de pequeñas estructuras utilizando las técnicas que aprendí, y estuve muchos años en la Unidad de Microcirugía y Cirugía de la Mano en Povisa, desde su comienzo hasta el 2012 cuando me vine al Hospital El Castro: sin duda esa Unidad de Povisa es la mejor de toda Galicia en ese campo, donde más reimplantes y manos catastróficas se han hecho durante muchos años en toda nuestra Comunidad, y ha sido para mi un privilegio trabajar mano con mano (nunca mejor dicho) con ese equipo humano, sobre todo con el Dr Marcos Sanmartín. Las habilidades aprendidas y conseguidas al practicar esas técnicas sin duda me ha facilitado después operar con mucha más seguridad grandes estructuras.

   El caso más reciente que he operado fue hace tres meses, cuando me llamaron desde Urgencias de mi Hospital a las once de la noche: una joven de 13 años estaba haciendo deporte, jugando balonmano en un gimnasio de los alrededores de Vigo, y cayó sobre una cristalera que se rompió, produciéndose cortes en ambas manos y muñecas. La muñeca izquierda tenía una herida que sangraba mucho, y no tenía sensibilidad en algunos dedos de la mano.
   El disgnóstico: herida incisa en muñeca derecha con sección del nervio y de la arteria cubital, y del tendón del músculo cubital anterior (flexor carpi ulnaris).
   La cirugía transcurrió sin incidencias, realizando primero una pequeña ampliación de la herida para poder localizar los extremos del tendón (retraídos), preparando el nervio y suturándolo (con gafa lupa y sutura muy fina, de calibre 7/0, y suturando después la arteria (lavando su luz con suero heparinizado), y a continuación reparando con técnicas de cirugía convencional el tendón y la piel.
   En la evolución hay que proteger las suturas, especialmente la del tendón (hasta que cicatriza) durante unas seis semanas. Y después empezar rehabilitación. Durante cuatro o seis meses se pierde la sensibilidad del 5º dedo y de la mitad del cuarto, y la musculatura dependiente del nervio cubital se atrofia, por lo que hay que estimularla y prevenir la garra cubital (con técnicas específicas de rehabilitación y electroterapia).
   Los resultados de este tipo de lesiones (dependientes sobre todo de la recuperación del nervio, que casi nunca es completa) suelen ser buenos en pacientes jóvenes, consiguiéndose un 80 o 95% de la función sensitiva y motora, aunque el nervio cubital es muy "traidor" (en el sentido de que su evolución es poco predecible); en este caso el corte era limpio, lo que favorece el pronóstico.
Grupo de médicos ejercitándose en técnicas de microcirugía, operando ratones, en Zaragoza.
Además del Master mencionado en el texto, asistí a tres de esos cursos de actualización
en Microcirugía y Cirugía de la Mano de la Fundación MAZ de Zaragoza (Ver)
dirigidos por el profesor Pedro Marquina, excelente persona y profesional. 

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