En algunas intervenciones quirúrgicas que se hacen en Traumatología y Cirugía ortopédica precisamos obtener hueso de un sitio del cuerpo para ponerlo como injerto en la zona que estamos operando, para conseguir que cure una fractura, o para rellenar una cavidad o tumor...
Ese injerto se suele obtener de la cresta ilíaca, en la zona de inserción de los músculos abdominales con la pelvis, pero ese procedimiento suele requerir anestesia general, y además suele dejar una cicatriz que molesta una temporada y es visible (se parece a la de la operación de apendicitis), y no está exento de riesgos incluso de complicaciones mayores.
Se han buscado otros huesos de la anatomía para obtener injerto sin ocasionar efectos secundarios importantes, y por ejemplo se suele usar el codo (borde posterior del cúbito, cerca del olécranon), o el radio distal, o segmentos del peroné... En operaciones de columna también se usan fragmentos del arco posterior para lograr una artodesis. Y en ocasiones se añaden o usan sustitutos óseos congelados o liofilizados, aunque tienen menos capacidad osteoformadora y de integración que los autoinjertos de los que estamos hablando, tomados del propio paciente en la misma intervención.
Un sitio que pocos traumatólogos usan pero que considero la mejor indicación en algunos casos, sobre todo en cirugía del mano y de pie, es el tubérculo de Gerdy en la metástasis proximal de la tibia, en la rodilla. Puede obtenerse bastante hueso esponjoso y vital de buena calidad, con anestesia local y a través de una ventana tallada con escoplo o trefina circular, y deja poca cicatriz,
Caso clínico.
Paciente de 34 años, operado por mi en Povisa hace 15 años (cuando tenía 19) por fractura de escafoides no unida (pseudoartrosis). Se realizó reducción abierta por vía anterior, aporte de injerto óseo esponjoso obtenido de tubérculo de Gerdy de la rodilla izquierda (a través de una pequeña incisión de 4 cm, bajo anestesia local -bupivacaina con adrenalina para evitar el sangrado-), y ostesíntesis del escafoides con un tornillo fino. Gracias a no obtener el injerto de la cresta ilíaca se pudo realizar la cirugía sin ingreso. El defecto en la tibia se rellena con surgicel y se cose la inserción de la fascia lata que ha sido disecada longitudinal y parcialmente.
Revisado este mes con motivo de otra patología, refiere que está muy bien de la muñeca y que la rodilla no le molesta nada.
La cicatriz de la zona donante del injerto, 15 años más tarde: casi ni se nota y no tiene molestias. |
Control radiográfico actual del escafoides curado, con el tornillo. El injerto que se obtuvo de la rodilla se ha incorporado. Como hallazgo casual, osteoma en la diáfisis del 2º metacarpiano. |
Cicatriz en la muñeca para el abordaje volar o anterior que se hizo al escafoides. |
El tubérculo de Gerdy es una prominencia de la tibia donde se inserta la fascia lata o cintilla iliotibial. |
Conclusión.
La obtención de autoinjerto óseo esponjoso del tubérculo de Gerdy es una buena opción terapéutica en cirugía ósea, cuando no se requiere mucho hueso; es cómoda para el paciente y no deja secuelas significativas.
He obtenido injerto del tubérculo de Gerdy en una docena de intervenciones quirúrgicas, y la evolución de la zona donante siempre ha sido muy buena. Lo aconsejo sobre todo para escafoides, encondromas de falanges, y para algunas pequeñas artrodesis y fracturas.
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