Radiografía anteroposterior de húmero proximal de
una niña de 8 años tras caída de caballo (poni)
el 23.7.14. Se le colocó una férula de yeso.
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En Urgencias se realizó intento de reducción con anestesia local
en foco y sedación, consiguiendo mejoría moderada.
Tratamiento con férula y cabestrillo.
Control Rx una semana tras el accidente.
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Control 4 semanas tras el accidente.
A pesar de no verse callo calcificado, clínicamente
había estabilidad parcial en el foco.
Comenzó movilidad restringida.
Un mes después se retiró el cabestrillo.
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Cuatro meses tras el accidente.
Fractura consolidada y comenzando la remodelación.
Ya hace deporte y la movilidad es total.
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Aspecto radiológico tres años y diez meses tras la fractura.
Paciente asintomática.
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En casos como este no siempre es fácil tomar la decisión, y cuando se toma no siempre el resultado es el esperado: hay casos que se operan y se complican mucho, y otros que no se operan y evolucionan mal. La experiencia de cada Traumatólogo es distinta y fundamental para decidir, y cada caso es diferente. Pero en general se puede afirmar que las fracturas diafisarias desplazadas de los niños, y las de los extremos del hueso que no afectan directamente a la articulación, pueden tratarse sin cirugía aunque no queden totalmente reducidas, esperando que la remodelación propia del resto del crecimiento corrija la deformidad, como ocurrió en este caso.