En el Faro de Vigo se publicó durante el juicio (Ver) una noticia con las declaraciones de la paciente a la que un médico de Povisa le amputó la pierna. Ese médico, un cirujano vascular, no leyó los informes, se equivocó en el diagnóstico, y se equivocó en la operación que hizo (suturando el bypass a una zona trombosada de la arteria). Por eso la pierna acabó siendo amputada, seis días tras el accidente. Y para exculparse, ese médico nos echó la culpa a mi y a los médicos de El Castro, inventándose que la pierna tenía isquemia (ausencia de llegada de sangre) cuando llegó a Povisa: algo que todos los datos objetivos desmienten.
Considero importante hacer cuatro aclaraciones sobre lo que se dice en esa noticia.
Primera. El titular de la noticia dice que la paciente declaró que no sentía la pierna, que no tenía sensibilidad en los dedos, y se quejaba de que nadie hizo nada: "Yo no podía mover los dedos, no tenía nada de sensibilidad pero nadie hacía nada para remediarlo".
Tiene una explicación: esos síntomas fueron una consecuencia directa del accidente que tuvo ella misma haciendo saltos mortales, ella sola sin la presencia de un monitor: pues al caer fuera de la colchoneta apoyó bruscamente la pierna derecha, y se le produjo un estiramiento agudo de los nervios que pasan por la cadera y la rodilla, estiramiento que le ocasionó una parálisis casi completa. No fue completa porque si que hay constancia, tanto en El Castro como en Povisa, de que mantenía una zona del pie con cierta sensibilidad, un dato que no se modificó ni empeoró a lo largo de los días.
Aunque creo que le explique bien el problema, a ella y a su familia, veo que no lo entendió. Es como si una persona que se rompe la columna y queda parapléjica se queja de que no siente las piernas y de que los médicos no le solucionan ese problema... Es cierto que en la rodilla, a diferencia de la médula espinal, los nervios pueden recuperar un porcentaje variable de su actividad con el paso del tiempo: pero en la fase inicial esa lesión no necesita más cuidados médicos que los que se le estaban aplicando (medicación, inmovilización, y descomprimir el hematoma que había en la rodilla, como se hizo).
Esa frase no se entiende sin la siguiente aclaración:
Aquel lunes por la mañana la paciente iba a ser trasladada a la Clínica Quirón de A Coruña, donde el jefe de cirugía vascular la iba a operar esa tarde o el martes. Así se lo explique a la paciente y a su familia a primera hora de la mañana. No había una prisa especial porque no había isquemia: la situación circulatoria estaba estable, y era más importante operarla bien que operarla rápido.
Pero a media mañana la compañía de seguros del gimnasio donde la paciente se lesionó intervino para ordenar que el traslado se realizara a Povisa.
He trabajado 28 años en Povisa y allí había coincidido bastantes años con el cirujano vascular que se iba a encargar de la paciente. Le conocía y sabía que era (digo era porque se jubiló dos meses después) uno de esos cirujanos que antes de entrar un paciente al quirófano le asustan y le dicen que es un caso muy grave, que es una operación muy difícil, que a lo mejor se muere o queda en silla de ruedas... pero a continuación les dice que va a esforzarse al máximo y que va a tratar de que todo salga bien... Y eso lo dicen siempre, sea o no difícil la operación, para que después, al terminar y decirles que ha ido todo bien, todos queden superagradecidos y admirados de lo bueno que es el cirujano...
Como yo sabía que en Povisa les iban a decir eso, cuando subí a decirles que se cambiaba el Hospital de destino y que en vez de ir a la Clínica Quirón irían a Povisa, les previne y se lo expliqué: con el objetivo de que no sufrieran una angustia innecesaria. Porque la operación de bypass es una operación habitual, y en este caso concreto no había ninguna sospecha de que fuera a haber ninguna complicación. Eso fue lo que les dije, y con esa finalidad: que no se preocuparan. Pero se ve que lo interpretaron mal.
Mi comentario estaba condicionado por lo peculiar que era el cirujano vascular de Povisa y no por nada de lo que lo que yo había hecho o dejado de hacer (nada reprochable, y nada que hubiera sido la causa de la trombosis que había que resolver, producida como consecuencia tardía de la caída: y aunque se hubiera trasladado a la paciente antes, la operación habría tenido que ser exactamente la misma, aunque habría que haberla hecho bien): y prueba de ello es que cuando la paciente iba a ser trasladada a la Quirón, no les dije nada de eso, pero en cambio cuando supe que iba a ir a Povisa se lo dije: se lo quise explicar para que no hicieran mucho caso a lo que les dijera ese cirujano, pensando en su bien.
Eso no es cierto. En ningún momento durante los tres días y medio de estancia en El Castro nadie observó ni anotó palidez ni cianosis, ni tampoco frialdad. Todos los testimonios de médicos y enfermeras de El Castro coinciden en que el color y la temperatura de la pierna fue siempre normal.
Hay fotografías tomadas en El Castro y también en Povisa que muestran un color normal. Y hay pruebas objetivas (dos angioTACs y todos los registros de pulsioximetrías) que también demuestran que la sangre circulaba por la pierna, algo que mantiene la misma temperatura en la extremidad que en el resto del cuerpo: solo cuando se interrumpe la circulación de sangre el pie se pone frío y aparece el intenso dolor propio de la isquemia, que fue lo que pasó en Povisa el martes en la UCI, al día siguiente de que el cirujano vascular hiciera su fallida operación, y un día antes de que ese mismo cirujano amputara la pierna.
Cuarta aclaración. Fue ese cirujano vascular que trabajaba en Povisa quien una vez que vio que la operación le había salido mal se inventó que la pierna se había quedado sin sangre desde el momento del accidente, y que al llegar a su hospital el lunes ya estaba morada y fría: una burda mentira.
Incluso un Anestesista de Povisa registró el martes, en la UCI, que la pierna de la paciente estaba pálida, lo cual demuestra que es falso que el día anterior (o varios días atrás) esa pierna hubiera estado morada: pues cuando de verdad hay isquemia, a las seis horas la pierna se pone morada y ese color ya no se puede recuperar: imposible que hubiera pasado de color cianótico (o morado) a color pálido.
Y ese mismo médico, citado en el mismo artículo de Faro de Vigo con su nombre (Dr Lores), también indicó que cuando el acusado, el doctor Pedro Larrauri, le comentó la situación en la que se encontraba la paciente "ya sabía que la pierna estaba perdida".
Demuestra un alto grado de cinismo al afirmar eso, cuando él sabe que es mentira, y yo mismo le había dicho ese lunes (después de que la madre de la paciente me llamara contándome la calumnia que había lanzado contra mí) que era falso que la pierna estuviera en isquemia. Cuando esa tarde hablé por teléfono con él, me cortó la llamada: y después no me cogió el teléfono ni respondió a mis mensajes de WhatsApp: y quedó constancia de lo que digo.
Fracturas, artrosis, lesiones deportivas, osteoporosis, dolor y tumores óseos, accidentes, anatomía del aparato locomotor, cirugía ortopédica... Un Blog abierto sobre temas médicos y traumatológicos, escrito por Pedro Larrauri, médico Traumatólogo y Cirujano Ortopédico, Profesor Asociado de la Universidad de Vigo, ejerciendo en esta ciudad desde hace más de 35 años (actualmente en el Hospital Concheiro Vigo, tel: 986411466)